De nuevo esa remera. Sí, esa misma remera: esa que me atormentó hace meses, trayendo mil fantasmas a la superficie, haciéndome recordar cosas que en aquel momento prefería enterrar. Sin embargo, si bien es el mismo objeto (que en su momento significó millones, y ahora es simplemente un trapo que junta tierra), esta vez es simplemente un pedazo de tela. Es increíble lo que seis meses pueden hacer en uno. Es increíble lo fácil que uno puede dejar las cosas atrás, aún después de tanto tiempo. Aún así, estando en mi pasado, lo llevo conmigo todos los días y nunca pero nunca olvido.
Sí, está en mi pasado.
Eso y tantas otras cosas.
Eso es lo que me faltó aclarar en mi posteo del otro día.
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