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domingo, 28 de noviembre de 2010

¿Cómo funcionan las cosas (en cuestiones del corazón)?

Hay muchas cosas que quiero decir, así que considerensé advertidos: este posteo puede carecer completamente de sentido, no necesariamente va a seguir un hilo conductor y, finalmente, va a ser una especie de vómito verbal completamente sincero de mi parte, por más que cueste o duela.
Es difícil escribir ciertas cosas porque hay otra gente involucrada (vos estás involucrado), pero mi blog siempre fue mi escape cuando las palabras y los pensamientos empiezan a invadir mi mente, y éste es uno de esos momentos.
Hace meses vengo preguntándome a mí misma qué tanto tiene que doler para que se considere un corazón roto. Parte de mí piensa y se repite una y otra vez que soy una de las pocas afortunadas personas que nunca tuvieron que pasar por el sufrimiento que uno de estos involucra, pero me parece que eso es pensar demasiado de mí misma. No sé si se puede decir una cantidad específica para determinar si uno tiene el corazón roto o no... No creo que se pueda medir en cuántas noches lloraste por aquella persona o cuánto la extrañas; creo que es algo que uno simplemente nota cuando se mira al espejo un día y ve reflejada la sombra de lo que en algún momento era, antes de que aquella otra persona la rompiera, y nota que esa persona y la que es en el momento, no son la misma.
Insisto, me gustaría poder decir otra cosa, pero creo que ya no me atrevo a mentirme a mí misma o mentirle a otras personas: creo que fui una víctima de ese dolor que es insoportable y que todos preferirían no experimentar nunca en la vida. Sin embargo, a pesar de que ese dolor me cambió, me arruinó en ciertos aspectos y me hizo doler, debo admitir que también me hizo crecer. Por supuesto, habría preferido crecer de otra manera, una menos dolorosa y que no implicara la pérdida de palabras importantes que ahora casi no puedo pronunciar, pero uno no siempre puede elegir.
Cuando corté con mi ex, no dolió. Fue como arrancarse una curita rápidamente, para su pesar. Lloré el primer día, y nunca más. No lo extraño, no quiero volver a verlo, no quiero volver a sentirlo. Todo esto es muy raro para mí porque esa persona fue mi compañera por más de tres años y hoy en día no está más a mi lado, pero sé que fue para lo mejor para ambos. Después, vino mi promesa tácita conmigo misma, aquella que nunca pronuncié pero que se conviritó en mi lema personal por meses y meses, hasta que me sacudieron el bote, se llenó de agua y se dió vuelta. No me lo esperaba y todo pasó muy rápido. Sí, esa vez si dolió, y mucho. Eso es algo que nunca voy a entender: la manera en cómo perder a quien había sido mi mejor amigo y pareja por años no dolió en absoluto -bueno, casi-, pero cómo la partida de una persona que apenas conocía (de esto me dí cuenta recientemente, mucho después de haber dicho nuestras despedidas) me marcó de tal manera.
Ahora es cuando paso a aclarar ciertas cosas porque, de nuevo, hay personas en la ecuación que pueden llegar a malinterpretar mis palabras, y no quiero que esto suceda. No, no sigo enganchada con aquella persona. No lo extraño y no lo quiero de vuelta. Está en mi pasado por algo y soy lo suficientemente inteligente como para darme cuenta de las razones por las cuales esto es así.
Habiendo dicho eso, un corazón roto es un corazón roto. Las cosas no son iguales después de que uno lo sufre. Si bien ahora soy un poco más fuerte como para decir ciertas palabras, sigo siendo yo... Intento anticiparme al próximo movimiento y, por más que me duela y me de muchísimo miedo, espero a que todo se caiga a pedazos de nuevo. Hay cosas que nunca van a volver a ser iguales, palabras que van a estar levemente manchadas de por vida y frases que no paran de darme escalofríos ante la más mínima indicación de que se avecinan. Porque sí, si bien me gustaría que fuese diferente, soy yo. Soy una persona que sobre-piensa las cosas y que no olvida. Así que todos los días vivo con el recuerdo de como me pasaron por encima y cómo aquellas palabras (entre otras, "no me molestás") en aquel momento significaban algo y ahora son simplemente alarmas que me mantienen alerta al final de algo.
Ahora creo que me olvidé qué más iba a escribir...creo que lo más importante lo dije. De todas maneras, creo que es buena idea dejarlo acá porque me estoy empezando a poner mal, y preferiría evitarlo.
Sin embargo, no quiero darle "publicar entrada" sin aclarar algo: aunque las cosas no hayan sido lindas en el pasado, no significa que le cierre las puertas a las cosas lindas en el presente. El miedo está y, a pesar de lo mucho que intento, dudo que se vaya en el futuro cercano, pero hay cosas que alivian el dolor y que hacen que el peso sea más ameno. ¿Cómo qué? (acá pido perdón, porque te involucro sin disimularlo siquiera) Sus ojos, su voz, el poder disfrutar de los silencios, el sentir su corazón...
Me despido, compañeros internautas.
Si alguno tiene alguna respuesta para mi pregunta, por favor hágame el favor de contestarla.

2 comentarios:

  1. Si supiera la respuesta, no estaría como vos. Sólo que yo no tengo los ojos de nadie, la voz de nadie y demás etcéteras que me hagan el peso de la soledad más amena. Mi dolor es mío y, por ahora, no puedo compartirlo con nadie.

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