Ya te intenté escribir mil mensajes, que terminaron siendo descartados.
Ya te dibujé y desdibujé en mi mente millones de veces desde que me diste ese beso y ese abrazo en la puerta del departamento para irte.
Ya maldije al tiempo, ya intenté teletransportarme, ya intenté ocuparme para no extrañarte;
nada funciona.
Puedo dedicarte mil posteos, pero ninguno va a hacerte saber lo mucho que te extraño en este momento, lo que me hacés falta y lo eterno que se siente el tiempo hasta la próxima oportunidad de verte.
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