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miércoles, 23 de febrero de 2011

Por razones que yo se

Por razones que yo sé y que no voy a explayar acá,
de ahora en más este blog no va a ser más mi blog.

Aquellos que leen este blog, son personas que me conocen,
así que van a saber a dónde meterse si quieren saber qué le molesta a mi mente.

Y como parte de mi pasado (que no planeo borrar ni evitar) está acá,
este blog no va a ser cerrado. Simplemente va a ser abandonado.

Desde ya, muchas gracias por sus visitas.
Espero verlos pronto pero en otro lugar.

(no, no es el fucking tumblr que me hice hace meses)

Atte. Juli / Flash.

lunes, 21 de febrero de 2011

Para que este acá también

“and now, it all seems so crazy. for so long, i could only feel like myself when being someone else. every night, i waited as the night crept closer and hoped that the darkness would hide away all my problems, and when the light was finally gone, i could see everything so much clearer. by just wearing that mask, i could be whoever and whatever i wanted, and somehow, that made me feel better about the person i was. i could change my name, undo the wrong, un-write the past. i could stand up without feeling weak in the knees or, as a matter a fact, any weakness at all. i was proud of who i was, because i was no one. i was strong, and capable of anything. i could fly if i wished it, or swim on the ground. i was beyond all reasonable reasons, and i loved it, but somewhere along the way, it all changed. he got in the way. he started coming into my fantasies, messing up my dreams. all of the sudden, every time i was up, he pulled me back down, reminding me of the real life waiting for me. little did i know, that he had no bad intentions, but to make me see that i could be the real me, while being me, with no sort of numbness getting in the way. little did i know that he didn’t mean to crush my dreams, but to make them stop being that -just dreams- and make them real.”

domingo, 20 de febrero de 2011

Son las dos y once de la mañana (mi compu originalmente me decía que eran las tres), y no quiero dormir. Creo que esa siesta que me tomé en el colectivo desde Cabildo y Juramento me quitó todo sueño posible. No quiero ni puedo dormir. No. En vez, quiero sentarme acá, en frente de mi estúpida e inservible computadora, y hablarles de un par de cosas. Yo sé que mientras volvía, antes de rendirme ante el sueño, se me habían ocurrido millones de cosas geniales para decirles, pero mi memoria falla. Confío en que con el tiempo, a medida que tipee palabra tras palabra sin sentido alguno, volverá mi posteo perfecto. Si no pasa esto, mil disculpas, compañeros internautas. Será otro día.

Supongo que de lo que quiero hablar es del pasado, porque es algo que me viene molestando y que sé que le molesta a una o dos de mis lectoras (aunque no sé qué tan asiduas de este sitio). No sé con qué quiero empezar, así que ruego comprensión. Creo que cuando se trata del pasado, no podés empezar desde otro punto que no sea el principio. No, no me voy a poner a contarles de aquella madrugada de un cuatro de abril hace aproximadamente veinte años (mierda, estoy grande). ¿Cuál es mi principio? Ja, esa nunca me la había preguntado nunca. Supongo que mi principio es resultado de acciones separadas por tiempo y espacio a lo largo de mi niñez y ""adultez"". Supongo que es una mezcla de cuando mi mejor amiga se cambió de colegio en segundo grado, la otra en quinto, la otra en séptimo, primer año, cuando mi hermano se fue a mis diez años a España, alejándome de quienes más quería, de cuando mis amigas se peleaban conmigo... Francamente, no sé cuál es mi principio. Creo que esa pregunta es demasiado filosófica como para esta altura del partido. Cuestión es que, sea cuando fuese, yo empecé. Me empecé a formar; empecé a tener mis convicciones (que aunque a veces me pregunto qué tan "mías" son, sé que realmente las creo), creencias, etc.
No puedo decir mi nombre sin pensar en otras personas, aunque ya no estén más en mi día a día. No, no me refiero a mi mamá (ella siempre va a ser parte de mi vida y de mí, de alguna manera... por lo menos en esas obsesiones que tengo con los papelitos) ni a mi papá (de quien saqué mi terquedad e - ¿me animo o no me animo a decirlo? - hipocresía). Me refiero a amigos, amigas, personas con las que compartí tardes, sueños, salidas. Por más que ya no sean más mis amigos, mis compañias a las tres de la mañana cuando estoy filosófica y demás, son parte de mí. Por las buenas o las malas, me enseñaron cosas.
Me enseñaron lo que se siente tener el corazón roto, me enseñaron lo que es decir "te quiero", que a pesar de mis miedos, un abrazo es una de las cosas más lindas que se pueden regalar, que no hay nada como tirarse en la terraza hasta las cinco de la mañana, haciendose la que sabés la verdad sobre todo, cuando es obvio que ignorás más de la mitad de las cosas esenciales y verdaderas sobre la vida. Me enseñaron tantas cosas. Por las buenas, por las malas. Algunas fueron de prepo, lecciones que tuve que aprender aunque no quería... Y algunas lecciones fueron cosas que aprendimos en conjunto. Sea como sea, mi principio es borroso. No sólo abarca muchos años, si no que también se entrecruza con el ahora y no los puedo distinguir mucho.
Pero el pasado es el pasado, eso si lo distingo. ¿Se entiende? Si bien a aquellas personas que ya no tengo más al lado las "aprecio", sé que no van a volver (por elección propia, porque aún si se diera la oportunidad, hay puertas que no volvería a abrir). El pasado me trajo a lo que soy hoy, que me gusta. Sí, todavía tengo mis rayes y quiero romper cosas. Sí, a veces tengo problemas para controlar mi ira y le grito a la primera persona que se me cruza, pero hay que admitirlo: estoy diferente. No digo que antes no fuese feliz, porque lo era. Sólo digo que la felicidad que vivo ahora es diferente. Antes, era yo sin serlo. Tal como lo dije hace un tiempo, me perdí en otra persona y llegué a tal punto en el que no se podía distinguir cuándo Juli empezaba o si empezaba siquiera. Ahora, es diferente. Sé que las personas que me acercan cada día más a ellos, lo hacen por elección propia. Puedo poner las tildes, puedo gritar, puedo HABLAR CON MAYÚSCULAS, puedo putear, puedo ser yo... esa romántica empedernida con respecto a todo de la vida, que se rehusa a creer que es todo malo, aunque a veces tenga la visión disminuída o bloqueada por un par de lágrimas. Puedo ser la yo nerd, boba, con sentido de humor bizarro, que prefiere hablar de filosofía antes que hablar de zapatos. Puedo no peinarme un día (¿algún día me peino de verdad?) o cantar a los gritos en la calle, y saber que si bien me gane un par de "estás loca", no me van a alejar por eso. Puedo entrar en pánico por un "te quiero" o la falta del mismo... Ustedes entienden, porque si están acá, me conocen y, aunque sea un poco, me entienden.
Así es como yo contestaría mi pregunta de hoy: si pudiese anotarme en un programa al estilo de "eterno resplandor de una mente sin recuerdos", no lo haría.
¿Por qué?

Porque si bien hubo noches llenas de lágrimas, en las que me dormía llorando a las cinco de la mañana, en las que costaba respirar cuando un nombre se me venía a la mente,
en la que todo parecía que iba a ser obscuro de por vida, hoy veo que eso es el pasado,
y el Presente es otra cosa.

Para aquellos que no saben, paso a explicar el presente.
Yo sé mis defectos y sé mis virtudes. Sé que soy melodramática, histérica, exagerada, jodida, complicada, emocional, necesitada y un toque dependiente. Soy celosa, rencorosa, avara, mentirosa y vengativa. Soy violenta, hiriente, falsa y fría. Pero también, sé lo bueno que tengo... Sé que una vez que me conocés, hago todo lo posible para llenar tus días con sabor a chocolate y aroma a Vainilla. Sé que estoy para mis amigos, sin importar la hora ni la distancia. Sé que por las personas que amo, doy todo. Sé que puedo ser cariñosa si lo quiero, honesta si me importa y que cuido mucho las relaciones que tengo. De nuevo, ¿por qué? Porque si te hablo, es porque genuinamente me importás y no quiero perderte. No me importa si sos mi mejor amiga o simplemente una conocida, si te hablo, es porque te respeto, te valoro y me importás. No me importa si hablamos una vez cada muerte de obispo, si me necesitás, voy hasta (mi cabeza está maquinando algún lugar lejos) el infinito y más allá (no se me ocurrió) si es necesario para robarte una sonrisa... Sea como sea que haya llegado a este punto, me alegro de haber pasado por lo que pasé, dolor incluído. Hoy, sé que el chico con el que estoy me quiere, y sé, sin lugar a dudas, que lo quiero a él (más que quiero, mucho más que quiero). Hoy, sé que las amigas que tengo me elijen todos los días de nuevo (porque si no ya estaría muerta). Sé que si quiero hablar con alguien, tengo con quién, ya sea con un amigo o una amiga o alguien de la familia, aunque raramente recurra a esta última opción.

Quiero dedicarles un par de canciones,
así que presten atención.

Mamá - Dad, by Goldfinger.



Caro - Breathe, by Anna Nalick (o algo así).



Chico lindo - Loving you tonight (aunque ya te la haya pasado. no está en goear)


A las dos - L.I.F.E.G.O.E.S.O.N by Noah and the Whale



A mí, porque me encantaba la cancion - Some Say, by Sum 41



No sé si lo que quería comunicar se comunica con este post,
pero algo es algo. Yo sé que lo voy a entender.


sábado, 19 de febrero de 2011

Bajón nostálgico



Hacía mucho no decía cosas así...

A veces, tengo ganas de agarrar todas mis cosas, meterlas en una bolsa, tirarlas a la basura y empezar de cero.
A veces, tengo ganas de dejar todo e irme sin mirar atrás, por lo menos por un par de días.
A veces, tengo ganas de ponerme a llorar sola en el medio de la calle llena de lluvia, simplemente porque sí.
A veces, mi cabeza y mi corazón sienten que tienen razones para hacerlo.
A veces, quiero llorar, patalear y gritar, pero quiero hacerlo en compañía.
A veces, quiero hacer cualquier cosa menos volver a mi casa.
A veces, hay cosas que quiero decir pero callo.
Y hay veces que digo las cosas que quiero decir, pero nadie las toma en serio.
A veces, mi cabeza se llena de celos, aunque sean infundados.
A veces, me da miedo el futuro y mucho más el pasado.
A veces, sólo a veces, me da miedo el presente.
A veces, intento decir las cosas que no me salen con una mirada, un abrazo, un suspiro, pero sólo ocasionalmente son comprendidos.
A veces, me pregunto cómo cuernos llegué a este estado.
A veces, me auto cuestiono si esto es lo que quiero.
A veces, como ahora, siento un nudo en la garganta y lloro en silencio (para que nadie me escuche, aunque sé que sería mejor si lo hicieran y no me tuviese que esconder) sin razón aparente.
A veces, llego a casa y encuentro un sobre con mi nombre escrito, lleno de palabras lindas y cosas que le llegan a mi "corazón", pero no puedo reaccionar a ellos.
A veces, quiero decirle a las personas que no me molesta que hayan leído mi blog, aunque me digan que debería de.
A veces, me gustaría borrar lo que pasó en los últimos años que me hizo ser tan desconfiada con respecto a la gente en la que más podría confiar.
Pero todo esto son simplemente cosas que pasan a veces... como ahora, como hace un rato, como hace días. Pero quiero que sepan que si bien las cosas que escribo acá tienden a ser cosas tristes, soy feliz. Esto pasa porque este es el lugar a donde recurro cuando siento que nadie quiere escuchar lo que me pasa, por más que ustedes me llenen de mensajes y cartas que digan lo contrario.

jueves, 17 de febrero de 2011

It never gets old

La noche en la isla

Toda la noche he dormido contigo
junto al mar, en la isla.
Salvaje y dulce eras entre el placer y el sueño,
entre el fuego y el agua.

Tal vez muy tarde
nuestros sueños se unieron
en lo alto o en el fondo,
arriba como ramas que un mismo viento mueve,
abajo como rojas raíces que se tocan.

Tal vez tu sueño
se separó del mío
y por el mar oscuro
me buscaba
como antes
cuando aún no existías,
cuando sin divisarte
navegué por tu lado,
y tus ojos buscaban
lo que ahora
—pan, vino, amor y cólera—
te doy a manos llenas
porque tú eres la copa
que esperaba los dones de mi vida.

He dormido contigo
toda la noche mientras
la oscura tierra gira
con vivos y con muertos,
y al despertar de pronto
en medio de la sombra
mi brazo rodeaba tu cintura.
Ni la noche, ni el sueño
pudieron separarnos.

He dormido contigo
y al despertar tu boca
salida de tu sueño
me dio el sabor de tierra,
de agua marina, de algas,
del fondo de tu vida,
y recibí tu beso
mojado por la aurora
como si me llegara
del mar que nos rodea.


-Pablo Neruda.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Y ahora, entre el silencio,
pienso en cómo caí en el medio de la trampa,
cómo me dejé atrapar en esa telaraña,
pero más que nada, en cómo logré escapar.

lunes, 7 de febrero de 2011

No me gustó como iba yendo lo de la entrada anterior, pero la advertencia sigue siendo la misma.

Hoy, me desperté sintiendome para el culo. ¿Para qué disfrazarlo? Me sentía así: no apreciada, no valorada, ignorada (vale aclarar que no por todos; no por vos). El problema es que cuando pasan cosas como las que me pasaron a mí hoy, uno necesita sentirse apreciada por los demás para balancear las cosas. Cuando te mirás al espejo y te odiás y simplemente querés ser otra persona, necesitás que alguien te diga lo que valés. No necesitas que ignoren que algo pasa. Acá es donde duele. Cuando te mirás al espejo y ves sólo defectos, necesitás que alguien te señale las cosas buenas. Cuando te sentís (y acá soy brutalmente honesta y me dejo a mi misma vomitar verbalmente sobre el teclado) fea, gorda, incomprendida, con problemas....necesitás que alguien por lo menos te diga que sos "buena". No te pido más. Sólo eso. No pido que me nieguen lo que pienso de mi misma, porque simplemente lo negaría; es lo que siento y me gustaría que pudieran cambiarlo, pero no es así... Sin embargo, hoy necesitaba ese equilibrio. Un equilibrio que de repente se vió amenazado por los gritos de una madre que no tiene ni la menor idea qué pasa en la vida de su hija y por los sucesos que transcurrieron a lo largo de la noche.
Hoy, no puedo decir que alguien me ofreció ese equilibrio. Hoy, simplemente puedo decir que me volví a mi casa en taxi, exploté en el camino y que, a medida que me golpeaban las luces y el viento en la cara, dejé que las lágrimas cayeran. Hoy, puedo decir que sentí el deseo de no volver a mi casa. Puedo decir que casi doy la vuelta y me pierdo a mi misma. Hoy, puedo decir que no es una cuestión de odiarlos a ustedes si no de odiarme a MI MISMA.

Advertencia: este posteo, si sale como está explotando en mi cabeza en el momento, puede lastimar a cierta gente. Abstenerse si hay riesgos de ser una de ellas.

A veces, querés callar las voces que te gritan. A veces, simplemente querés apagar las luces y tapar con ruido los gritos. Pero no siempre funciona así. A veces, como hoy,
el ruido fuerte simplemente causa más disturbios en tu mente, y el dolor presiona más y descubrís que lo que te preocupaba no era lo único que te hacía mal. Con cada respiro y con cada parpadeo, te das cuenta de que la vida te da más de una razón para querer apagar el mundo.
A veces, se complica pelear con el pasado. Hoy, es una de esas veces. Hace días vengo diciendo que no hay que dejar que el pasado condicione lo que el futuro nos ofrece, pero hay cosas de mi pasado que me hacen ser quien soy y me impiden evolucionar a lo que quiero ser. ¿No se entiende? Paso a explicar.
A veces, como estos días, te sentís como la peor escoria del mundo. Te sentís no-querida, ignorada; te sentís como antes. De repente, sentís que el dolor, poco a poco, te va ganando. Que querés dejarte vencer por la tentación, pero lo peleas porque reconocés el largo camino que caminaste, y no querés renunciar a ese logro. Pero después, viene algo así y te sacude, como cuando vas caminando y de pronto una fuerte briza te golpea y por una fracción de segundo, te impide seguir caminando. El tema es que esa fracción de segundo se está convirtiendo en más que simplemente eso.
Cuando pasa esto, intentás sacudirte. Recordarte a vos misma todo lo bueno que lograste y que alcanzaste, y por un tiempo, lo lográs. Empezás gateando, de a poco te vas parando un poco más y para cuando te das cuenta, estás completamente parada de nuevo.

domingo, 6 de febrero de 2011

Odio las obviedades

Hoy no tengo ganas de ser yo. Quiero mirar al espejo y ver a otra persona. Hoy, quiero dormir una eternidad y despertarme en otra vida. Hoy, quiero ahogar las penas y que, por lo menos por un día, no haya heridas.

sábado, 5 de febrero de 2011

Memories...

Todavía me acuerdo; me acuerdo de esa espera interminable en la esquina incorrecta, con el sentimiento asqueroso de ansias mezclado con miedo haciendo un nudo en mi garganta. Me acuerdo de por fin escuchar el celular sonar, sentirme estúpida y caminar hacia atrás. Me acuerdo de ver a la distancia ese rostro que pocas veces había visto de cerca y de intentar detener a mi mente. Me acuerdo de esos pensamientos y las dudas que cruzaban por mi cabeza a medida que la distancia era menor y mis manos empezaban a temblar. Me acuerdo de preguntarme a mí misma por qué el temblor se apoderaba de mí cada vez más y más, y si era posible que lo que me habían dicho anteriormente fuese verdad. Me acuerdo de la pantalla llena de colores reflejando la luz en ese rostro que por fin podía ver de cerca. De nuevo, aunque esta vez no me estuviesen mirando, esos ojos me atravezaban y algo dentro mío rogaba que se cruzaran con los míos. Indecisa, yendo y viniendo de la pantalla a esos ojos que hacían caso omiso de mi presencia, me preguntaba si había una remota posibilidad de que los mismos pensamientos y las mismas interrogantes pudiesen estar invadiendo tu mente como hacían con la mía. Me acuerdo de que cuando las luces se apagaron, los colores terminaron y las voces empezaron a llenar la habitación, mi cuerpo se llenó de más miedo. Me acuerdo de no querer que ese momento se acabara, aunque no entendiera muy bien el por qué. Pero lo que vino a continuación fue bueno igual, o más. Esos ojos que cambiaban de color de un momento a otro ya no miraban a un punto lejano, si no que miraban a los míos. Por alguna razón, tenía miedo de que los míos me delataran y dijeran algo indebido. Me acuerdo que en algún momento el día decidió deshacerse de la luz, y esos ojos se escondían en la oscuridad de la noche. También me acuerdo de que a medida que la no-luz nos envolvía, empezamos a hablar. Y me acuerdo que en algún momento, después de horas y horas y bajo el efecto del alcohol, mis dudas se fueron. Con una simple oración, con una acción, me acuerdo que se borró el tiempo y eso mismo viene haciendo desde entonces.
Ahora, veo esos ojos sea donde sea con tan sólo cerrar los míos.

miércoles, 2 de febrero de 2011

When will you know just what you feel?

Es eso... Es ver que el reloj de mi computadora marca la una y siete de la mañana y desear que estuvieses acá conmigo. Es que no me importa el pasado, si no el futuro que podemos escribir los dos juntos. Es que los capítulos que llevo escritos de mi historia cada día te involucran más y más. Es estar tirada en mi cama a la madrugada y querer darme vuelta y que estés ahí o yo allá. Es que las palabras se quedan cortas y no son suficientes. Es saber que, no importa qué tantas veces te repita las cosas, nunca nada va a ser suficiente para hacerte saber lo que significás para mí. Es que sea la hora que es y yo esté pensando en vos, dudando que este sea el lugar indicado para decir esto, pero necesito decirlo de alguna manera. Es querer gritarlo a los cuatro vientos. Es que me hayas demostrado que el dolor no me tiene que impedir sentir. Es que me hayas mostrado que estaba equivocada. Es que hayas descubierto lo que significa una mirada. Es descubrir que me mentía a mí misma, que me había resignado, que había renunciado a la idea de volver a ser feliz. Es haberme sorprendido. Es todavía sorprenderme cada vez que me mirás, me das un abrazo, un beso, me decís algo o simplemente callás. Es que sos muy importante para mí. Es que podría dedicarte mil posteos y no alcanzaría. Es que te ví hace horas y ya te extraño. Es que te empiezo a extrañar ni bien empezamos a decirnos "chau" aunque todavía te tenga en frente. Es no querer separarme de vos. Es querer arriesgarme por vos, por nosotros. Es que ese "nosotros" haya cobrado importancia. Es tanto. Es querer hacerte feliz como vos hacés por mí. Es querer hacerte ver que si bien tengo miedo, no tenés por qué tenerlo vos. Es querer que tu mente sepa que no estás solo, tanto como yo sé que no estoy sola. Es extrañarte los fines de semana que no nos vemos, extrañarte cuando estás a tan sólo metros mío en el trabajo. Es querer borrar a la gente a nuestro al rededor cuando nos vemos. Es querer acortar distancias cuando estás lejos. Es querer verte en este momento, agarrar tu mano y empujarte cerca mío. Es querer poder decirte todo esto sin lágrimas en mis ojos, sabiendo que eso es imposible. Y es saber que esas lágrimas que me llenarían los ojos son lágrimas causadas por la impotencia, por no poderte decir todo lo que sos y te has convertido para mí, y no causadas por un sentimiento feo, por miedo o por dolor. Es querer que sepas, sin lugar a dudas, que esas dos o tres palabras que nos asustan a los dos a veces, son reales y que las siento. Es querer que sepas, sin lugar a dudas, que no quiero perderte. Es querer que creas que no me vas a perder. Y, sobre todas las cosas, es no querer perderte nunca.


martes, 1 de febrero de 2011

Cierro los ojos e intento rendirme ante el mismo sentimiento que me poseía hace meses, pero no hay resultados. Es como tocar una puerta repetidas veces sin recibir indicios de la presencia de alguien más del otro lado. Es un llamado que no puedo detener, pero quiero responder. Es todo un dilema cuando pasa algo así. Soy yo la que llama y está en mí responder, pero no puedo.


Hopeless romantic.
Weird.
Random.
Self-destructive.
Basket-case.
Crazy.
Trust-worthy.
Obsessive.
Freak.
Bitchy.
Happy.
A dreamer.


And you? How do you define me?